jueves, 20 de febrero de 2014

Solución a la repostería quemada.

Al fin he encontrado la solución para que no se me queme la repostería en el horno: recordé que hace tiempo tenía un molde desmontable para bizcochos el cual se salía un poco la masa antes de cuajar, justo por donde estaba la junta del aro y yo le ponía un trozo de papel de aluminio para que no se derramara en la bandeja, entonces ese bizcocho siempre tenía una zona más blanca por donde lo cubría el papel de aluminio. Así que pensé en forrar la rejilla con papel de aluminio y colocarla en la ranura justo debajo de donde pongo la bandeja para hacer el bizcocho, palmeritas, galletas...

¡Todo solucionado! Lo probé con unas palmeritas y salieron perfectas y al día siguiente lo intenté con un bizcocho de chocolate que salió estupendo.
El bizcocho bien hecho por dentro y sin quemar.

miércoles, 19 de febrero de 2014

El termómetro de horno.

Bueno, he estado informándome sobre los usos del horno de gas (no hay mucha información, por cierto) y una cosa que coincidía en varias páginas era la necesidad de tener un termómetro para el horno, sobre todo para la repostería.
Primero pregunté en una ferretería muy surtida que hay frente a mi casa, pero allí sólo tenían conocimiento del termómetro de asados, que por lo visto lo pinchas en la carne. Miré en la página de Ikea (esta gente tiene de todo) pero allí tan sólo me salía el susodicho de los asados. Así que empecé a buscar en internet y encontré en Ebay y en Amazon pero es que yo no suelo hacer compras por internet (tengo una cuenta PayPal que aún no he estrenado).
Cuando ya estaba convencida de que iba a tener que comprarlo por internet, se me ocurrió ir a una ferretería que hay en una barriada cerca de casa y ¡bingo! allí si que sabían de lo que les hablaba y habían tenido, así que volvieron a pedir y pude conseguir mi anhelado objeto.
Ahora sólo me faltaba conseguir dar con una solución para que no se me quemara todo rápidamente.

martes, 18 de febrero de 2014

Tengo un horno de gas.

Después de años usando hornos eléctricos, ahora tengo uno de gas. Los últimos recuerdos que tenía de cuando era pequeña en casa de mi madre eran de bizcochos con la base quemada. Así que me dispuse a intentar encontrar un modo de poder hacer repostería sin tener esos problemas.
Al principio sólo lo he usado para hacer lasañas, pizzas y poco más, y para esos platos no ha habido problemas. Así que la pasada semana compré unas bases de hojaldres para hacer palmeritas y...¡casi desastroso! menos mal que estaba pendiente, porque al poco rato de estar en el horno empezó a salir un olor característico a chamuscado. Bueno, no estaban tan mal, se podían comer.
A los pocos días, segundo intento, esta vez hice unas pastas de anís, y allí estaba yo, agachada delante del horno, con una linterna en la mano (no tiene luz), sin perder de vista mis galletitas cuando empecé a oler que aquello se estaba haciendo rápidamente, aunque yo las siguiera viendo tan blancas como al principio. Histérica perdida, abrí el horno y empecé a levantarlas para ver como estaban, ....¡uf! aún no se habían quemado, pero estaban hechas por abajo, algunas al menos, y crudas por encima, así que me pasé el resto del tiempo subiendo y bajando la bandeja, encendiendo el grill o la parte de abajo, moviendo las galletitas por toda la bandeja, hasta que al final conseguí que estuvieran todas hechas más o menos por igual.
Ahora tendré que probar a hacer un bizcocho...(IMPORTANTE: Hacerse con un termómetro para el horno).